«Un individuo puede ayudar a una persona necesitada, pero cuando se une a otros para generar procesos sociales de fraternidad y de justicia para todos, entra en "el campo de la más amplia caridad, la caridad política"». Papa Francisco, Fratelli tutti, n. 180

Un taller de lectura que une a familias a lo largo del país; una diputada a favor de la vida que abre un diálogo sincero con las jóvenes feministas que están a favor del aborto; una amistad creativa que ayuda a reducir los índices de inseguridad en una región; una organización social que capacita a las personas que atienden a niños y jóvenes migrantes, a fin de evitar que caigan en las redes del narcotráfico… La lista podría prolongarse con muchos casos e historias de personas vivas como éstas.

¿Qué cosa tienen en común estas iniciativas? El atrevimiento “ingenuo” de personas que –frente a un “tú” que las interpela y al desafío que la realidad les presenta– dicen “yo”, y a partir de su afirmación nace un espacio de convivencia en el cual el valor de las personas no solamente es reconocido, sino también protegido y afirmado como protagonista.

Nosotros no creemos en una política que promete resolver los problemas comunes sin tomarnos en cuenta. Creemos en una política que genere las condiciones para que nos involucremos en la solución de desafíos complejos que no admiten salidas simplistas. Entendemos que las soluciones a implementar requieren paciencia y colaboración, y por tanto deben estar abiertas a la experiencia de las familias, el barrio y el municipio, a fin de incidir luego en la política nacional. Con esta convicción en mente, proponemos una serie de criterios que nos permitan identificar más fácilmente a los candidatos (y sus propuestas) que nos corresponde favorecer con nuestro voto y apoyo:

1. Incentivan las iniciativas de la ciudadanía
Las respuestas que nacen desde la organización social, cercanas a los problemas y deseosas de construir el bien común, son más eficaces en comparación con las políticas centrales y distantes, que fácilmente corren el riesgo de resultar arbitrarias.

2. Reconocen el valor de la educación y protegen la libertad de educar
Aprecian las experiencias, valores y actitudes que provienen de la convivencia del hogar, las cuales luego se extienden a la comunidad y, en el diálogo abierto, se proponen como invitación para todos.

3. Promueven la dignidad del trabajo
El “yo” protagoniza la vida por medio del trabajo, y a través de él da forma al mundo. No queremos que nos “den trabajo”, sino que nos abran espacios para favorecer las condiciones necesarias a fin de “crear trabajo” digno, y para que las empresas puedan desarrollarse e invertir sus ganancias de una manera social y ambientalmente sostenibles.

Estos criterios se proponen como puntos de partida para favorecer un diálogo fundado en una escucha atenta y comprometida, y por lo mismo, constructiva. Bajo las dolorosas condiciones de confrontación en las que transcurren las discusiones actuales sobre la política nacional, la creación de espacios para este diálogo es, por sí misma, una novedad a favorecer en el panorama nacional.

Lee los aquí los testimonios arriba citados