México. Una preferencia que ayuda a tomar más en serio la vida

La imposibilidad de seguir con los planes para su futura boda a consecuencia de la pandemia, las relaciones en el trabajo que le rompen el esquema… Mariana cuenta cómo esta pandemia la ha hecho tomar más en serio su vida.

Al inicio del covid-19 pensé que éste no me afectaría, pensé que podría seguir con mis planes. Mi novio, Alberto, iba a venir de Italia para vivir un retiro de novios, íbamos a pasar la Semana Santa y la Pascua juntos. Cuando declararon que nadie podría viajar, me enojé mucho ¿Por qué si nuestros planes son buenos, no se pueden cumplir? Nuestros esfuerzos y planes quedaron desplazados. Nos dábamos cuenta de que por más “buenas” que fueran nuestras intenciones, al final del día, la realidad no nos pertenece ni la hacemos nosotros, basta algo invisible a la vista para cambiar el mundo.

Al estar en diálogo con Alberto, nos venía la pregunta: ¿qué nos pide Cristo de esto?, ¿cómo esto puede ser una ayuda para profundizar en nuestra relación? Esto nos hizo tomarnos más en serio el tiempo de las llamadas que nos hacemos. Sea el tiempo que sea, la vida de él es un regalo para mí que no puedo dejar pasar, ni el más pequeño minuto.

Esto me hizo querer acomodar y organizar mi día para tener tiempo para todo, y me sentí abrumada por el trabajo que no paraba, balancear las nuevas tareas de casa, las llamadas con Alberto y las llamadas con los amigos.

Veía cómo caía de nuevo en el mismo esquema, en donde yo soy quien organiza, yo soy quien hace… no fue hasta que tuve la llamada de una amiga con quien trabajo, un viernes por la tarde, que me di cuenta de esto. Habíamos quedado de hablar en una determinada hora, y para variar, ella me la cambió. Llegó por fin el momento de hablar, y durante la conversación, todos mis esquemas volvieron a caer (¡ni el virus es capaz de mantenerme atenta!). Al hablar con ella me di cuenta de que lo único que tengo que hacer para percibir el acontecimiento de Cristo es estar disponible con toda mi persona.

Mi relación con Alberto se ha visto provocada para tomarnos más en serio la importancia del uno para el otro, como camino hacia el destino, y a estar disponibles el uno para el otro.

Dentro de todo esto, he podido descubrir la preferencia de Cristo hacia mí, no me deja sola ni un minuto, incluso dentro de esta pandemia. Su rostro se ha hecho más visible a través de Alberto, mi familia y mis amigos… aun ante el drama que puedo vivir, el sufrimiento de no poder hacer los preparativos que teníamos pensados para el matrimonio, me veo profundamente amada por esta preferencia hacia mi persona.

Y esto no sería posible, yo no sería capaz de mirar este acontecimiento, sino fuera por esta compañía que se toma en serio mi vida. Donde me encuentro con Cristo en esta carne … aunque sea a través de zoom.

Mariana, Monterrey