Vicky en una reunión por zoom con voluntarios

México. La alegría de vivir el Meeting y llevarlo hasta mis amigos

Ante la tentación de renunciar a participar como voluntaria al conseguir un nuevo empleo, Vicky se encontró con la sorpresa de ser sostenida para dar un sí sencillo, del que brotó una gran alegría

La experiencia de haber colaborado con el Meeting durante este verano fue para mí algo muy significativo. En un principio me anoté porque no tenía trabajo y quince días antes de que se llegara la fecha me vi sorprendida por un nuevo trabajo que me implicaba demasiado tiempo, (preparar dos materias para impartirlas durante el semestre). Mi primer impulso fue renunciar al Meeting, pero Diana me convenció de asistir a la primera reunión de voluntarios y participar solo en la difusión de los eventos, lo que no me llevaría mucho tiempo.

En esa primera reunión me encontré con amigos en los que vi una mirada distinta, un deseo grande sobre lo que se nos transmitiría a través del Meeting. Entonces, comprendí qué era lo que me había provocado a inscribirme como voluntaria. Desde la primera reunión nuestra compañía fue cercana y cotidiana durante todo el proceso de organización.

Me sentí muy afortunada, pues me compartían las ligas de las conferencias e incluso me ayudaban a meterme a las muestras y a los webinars en tiempo real. Fue tal mi entusiasmo que durante esa semana dejé el trabajo que podía para hacerlo de noche o de madrugada con tal de estar ahí, viendo y escuchando todo cuanto podía.

Una vez más, comprobé como Cristo es quien me dio este regalo, que fue para mi corazón un remanso de paz en medio de la tormenta que ha sido esta pandemia.

Me sorprendió mucho el interés que suscitó en amigos que no son del movimiento. Fui testigo de cómo recibieron todo tipo de mensajes sobre los eventos que compartimos, me sentí dichosa de haber sido vehículo para llevar el Meeting hasta ellos.

Muchas cosas se facilitaron gracias a la contingencia, el hecho de permitir difundir los eventos a tantas personas y el hecho de que los corazones estuvieran más abiertos y receptivos que nunca.
Con el grupo de voluntarios hice una experiencia maravillosa de trabajo colaborativo y de amistad.

Cada uno hizo lo que pudo con alegría y la voluntad de compartir y compartirse con los demás, pero sin duda el que más trabajo fue Cristo porque con la sencillez de nuestro sí nos demostró a cada uno cómo él siempre está con nosotros, a través de una compañía muy concreta, y de ¡unos ojos que brillan con la alegría de la que solo Él es capaz!

Estoy muy agradecida con Dios, con el Meeting y con los amigos con quienes compartí esta gran experiencia.

Victoria, comunidad de Guadalajara.