Imagen: AVSI

México. La civilización de la verdad y el amor

En meses pasados el Movimiento propuso el gesto del Proyecto AVSI de Digna Inclusión en México por los derechos de los niños. Una amiga de Monterrey comparte su conmoción ante la disponibilidad gratuita de quienes cooperaban con esta iniciativa.

María Rosa nos propuso reunirnos después del Rosario para hablar de la recolección de fondos para la iniciativa de AVSI, aproximadamente somos 10 personas las que aceptamos participar. Nos invitó a movernos, hacer propuestas y ver el sentido que tenía realizar este gesto. Cuando iniciamos la recaudación de fondos, María Rosa nos pidió responder a la pregunta ¿por qué deseo implicarme en el gesto de los Migrantes?, esta pregunta fue muy importante para mí: ¿realmente me interesa cómo están viviendo estos niños o solamente era hacer el gesto por cumplir, un activismo?

Verifico cómo lo que realmente me importa es el bien de ellos, que puedan tener un lugar digno para vivir sintiéndose amados, abrazados por Cristo y puedan mirarlo a través de rostros concretos.

Así que comencé enviando mensajes a los amigos, muchos no me contestaron, otros me dieron las gracias por el aviso, sin embargo hubo personas que se sintieron interesadas y dispuestas a ayudar.

Hubo situaciones que me hicieron sentir Su Presencia: La primera persona que apoyó este gesto fue uno de mis hijos, él vive en otro país y ha visto cómo llegan los migrantes en situaciones muy difíciles, dejando todo para tener una mejor vida, dialogamos de una manera muy profunda, esto me llenó de alegría, percibo que su participación tiene un sentido; otra situación que me provocó mucho fue que Mónica, la señora que trabaja en casa, me dijo que quería comprar un libro de cocina, y le pregunté: ¿por qué lo quieres comprar?, su respuesta fue: ‘a mí también me gusta ayudar a quien lo necesita’, cuando escuché esto, fue revivir la parábola de la viuda que da las dos únicas monedas que tiene, puedo enumerar cada experiencia que tuve que son muchas, solo les puedo decir que cada una marcó una historia en mi corazón, cómo no sentir La Presencia de Cristo resucitado si estaba podía percibirLo en cada persona que acogía este gesto.

Ver a la Comunidad en Movimiento y viviendo intensamente todo, ayudándonos unos a otros -entregando de los libros, investigando costos de paquetería para enviarlos a otras ciudades, etc.-, me hace comprender que estoy en el lugar indicado para no dejar de mirarLe.

Como dice la Escuela de Comunidad, en Crear huellas de experiencia cristiana: “La Iglesia es el gran sujeto de la continua epopeya humana para crear eso que Juan Pablo II llamó la civilización de la verdad y del amor” (p. 149).

Irma, Monterrey