Derlis Noguera, Secretario General del Ministerio de Educación y Ciencia en Paraguay

Debemos ayudarnos a volver a ver la realidad de las cosas

Entrevista a Derlis Noguera, Secretario General del Ministerio de Educación y Ciencia de Paraguay. «Mi encuentro con Cristo me dio más protagonismo político.»
Flavia Bañuelos, María Rosa Cantú y Rodrigo León

María Rosa desde Monterrey, Flavia desde Puebla y Rodrigo desde Campeche. Norte, Centro y Sur de México unidos para compartir, por medio de una entrevista por Zoom, la experiencia hasta el sur del Continente Americano.

En carretera, regresando de la ciudad de Encarnación en la región de Itapúa, Paraguay, después de haber presentado el proceso de transformación educativa que coordina desde la Secretaría General del Ministerio de Educación y Ciencias, Derlis Noguera pudo encontrar un espacio para la entrevista.

Derlis es un apasionado abogado y político de Paraguay. Está casado con Virginia Ferreiro con quien tiene cuatro hijos y, desde muy joven, ha participado en la concreción de la política partidista y de la administración pública, especialmente en relación con el ámbito educativo.

Desde antes de terminar la universidad, trabajé siempre en política, algo que me apasiona. Siempre intenté ser protagonista en todos los ámbitos de mi vida y la realidad me fue llevando hasta donde estoy ahora y es el camino que quiero seguir.

Durante la entrevista, Derlis deja ver claramente que este ánimo de protagonismo no le vino solo:

El encuentro con el carisma de don Giussani en el movimiento de Comunión y Liberación, con personas concretas que me invitaron en la universidad a participar en la vida del movimiento, me incentivó a participar y crecer en este deseo político que tengo. El movimiento me ha ayudado mucho a vivir mi vida, siempre buscando las razones por las cuales hago las cosas, a moverme conforme a mi deseo, como lo dice el libro de El Sentido Religioso.

Creo que el movimiento me dio una mayor posibilidad de trabajar en política que cualquier otra cosa. Mi encuentro con Cristo me dio más protagonismo político. Un tío mío me lo hizo ver en alguna conversación que tuvimos: me hizo ver que tanto la capacidad que tengo, como el lugar hasta el que he llegado ahora, son gracias al movimiento. El movimiento te nutre muchísimo culturalmente; te hace leer, conocer cosas, viajar. Es muy conveniente el encuentro con Cristo.

En la primera pregunta, quisimos abordar el tema de “la Gran Renuncia” (the Great Resignation, ndr), fenómeno que se está dando en Estados Unidos y que también afecta a toda nuestra región latinoamericana. Gran número de jóvenes y no tan jóvenes están “renunciando”, es decir, abandonando su trabajo y sus estudios. Parece haber una falta de interés y de sentido para continuar. Esta actitud contrasta con la historia personal del joven político al que entrevistamos.

Derlis responde que observa este fenómeno también en la juventud de Paraguay. Él lo atribuye a una desilusión con el sistema político: “En cierta medida, creen que uno accede a un trabajo solo porque tiene contactos políticos.” Pero revira:

A mí me motiva tratar de cambiar esa mentalidad, trabajar en política y construir. Yo estoy construyendo un camino político, con personas sanas y profesionales que tienen el deseo de cambiar esta realidad que estamos viviendo, en la cual la política o ser político está mal visto.

Paraguay está viviendo un momento de estabilidad económica. No tiene la inflación que presenta Argentina, su vecino, y eso permite que su reactivación económica tenga una perspectiva más alentadora. En este año, también se realizarán las elecciones internas de los partidos políticos, en las cuales se definirán los candidatos que buscarán la presidencia y vicepresidencia de la república en el 2023.

Para Derlis, estos procesos políticos no significan lo mismo que para cualquier ciudadano pues, como nos ha dicho, participa directamente en el Partido Colorado y, por ello, espera que quien gane las elecciones internas tenga una fuerte posibilidad de ganar las elecciones nacionales del siguiente año. Al respecto, nos comparte:

Mi deseo es enorme. Soy una persona que desea mucho. Pobre de mi esposa, Virginia, pues tiene que aguantarme con todos mis deseos. A veces, ella tiene miedo, me dice: vos no paras nunca.

¿Cómo le ayuda haber encontrado la propuesta de don Giussani en sus deseos y proyectos? Para contestarnos, nos recuerda el episodio que contaba Enzo Piccinini, cirujano del movimiento, en el cual don Giussani le preguntaba qué pensaba él cuando estaba cortando con el bisturí, y le recordaba que justo en ese momento hay que reconocer a Cristo.

Yo deseo y pido acordarme de Cristo cuando me toca tomar decisiones concretas en el trabajo. Me cuesta mucho hacer memoria de Cristo en esos momentos. Rezo en la mañana, hago Escuela de Comunidad, pero en el trabajo, cuando tomo decisiones, pido que realmente me acuerde de Él. Es un camino que todavía estoy recorriendo.

Le preguntamos también cuál es la mayor satisfacción de realizar su trabajo.

Para mí, la mayor satisfacción es trabajar con otras personas, encontrarme con personas que antes no conocía. Tengo a mi cargo doscientos funcionarios en la Secretaría del Ministerio. Poder construir con ellos es la mayor satisfacción. Sin estos recursos humanos no puedo conseguir nada técnico, no podemos llegar al objetivo que buscamos. Concretamente, me siento al lado de los funcionarios y les pregunto: ¿qué te falta, que necesitamos para avanzar con esto? En esa cercanía, la mirada realmente cambia. Esta es la mayor satisfacción.

Antes de llegar a la Secretaría General tenía una mala imagen del funcionariado. Pensaba: no quieren trabajar, son corruptos, y muchas cosas más. En cambio, ya en la Secretaría, encontré y conozco personas disponibles y muy trabajadoras. Me doy cuenta de que hay personas a mi lado que buscan lo mismo que yo: hacer bien las cosas. La satisfacción de la que hablé viene de un deseo mío de entrar en relación con ellas.

Deseo ser útil al desarrollo de mi país y también ser útil a mis amigos. Poder construir juntos, ya sea en la política, o en la comisión de padres de familia del colegio de los chicos, o en alguna comisión de vecinos de una plaza. En cualquier ámbito, quiero ser útil, quiero ser protagonista.

Nuestras preguntas se dirigen hacia la educación en general, hacia la educación de los hijos, y Derlis nos habla del desafío que esto representa para él y su esposa, que tienen cuatro hijos.

No sé si puedo pretender que encuentren lo mismo que yo encontré pero, por lo menos, deseo que puedan ver cómo es la vida, la realidad, con satisfacciones y desilusiones. Tratamos de que nuestros hijos puedan ver esa realidad.

Hace poco, tuve la oportunidad de compartir una mesa de diálogo con Alex Pérez, un amigo nuestro, experto chileno en educación que trabaja en algunos colegios. Alex dijo algo que me provocó mucho: debemos ayudar a que nuestros hijos vuelvan a tocar las cosas, que vuelvan a ver la realidad, que experimenten que la realidad es distinta a lo virtual. Después de la pandemia, muchos niños tienen dificultad hasta para correr por haber estado encerrados durante dos años. Alex también dijo que debemos devolver a nuestros hijos la figura del padre, afirmar la figura del padre, que es aquél que indica cómo son las cosas, cómo es la vida y también quien les dice a veces que no.

Pero es un desafío, es una pregunta que me hago todos los días. A veces, queremos desligarnos de nuestra responsabilidad como padres, descargarla en el colegio, en la escuela, y eso no trae buenos resultados. Queremos ser realmente educadores de personas, de estos chicos, para que después puedan desarrollarse en la vida.

Le preguntamos directamente qué lo ayuda personalmente a vivir con esperanza. Derlis no ha dudado en responder:

Lo que me ayuda a vivir realmente con esperanza es hacer memoria, hacer memoria de mis amigos, no sentirme solo. Cuando me ocurren cosas, problemas que no puedo resolver, tengo la tentación de creer que puedo resolver todo. Pero, cuando eso pasa, si bien siento la presión sobre mi espalda y me siento solo, inmediatamente lo que me surge es llamar a un amigo, hablar con Virginia, mi esposa, estar con otros. Se me aliviana la espalda sabiendo que hay otros que están al lado mío.

Para Derlis, México y Paraguay son muy parecidos, tienen problemas similares. La distancia que nos separa no es nada ya que “tanto en las cosas negativas, como en el deseo de las personas, somos parecidos.” Nos cuenta:

Cuando platico con mi suegro, que es un apasionado de la historia y de la política, él dice que nosotros somos una gran patria, somos “uomini senza patria” (hombres sin patria, ndr), como dice don Giussani, pues el deseo de la persona es el mismo en todos lados.

Durante toda la entrevista, Derlis no deja de contarnos de su esposa, sus hijos, sus amigos, de su suegro, de sus padres y hermanos.

Para mí, la única manera de vivir es dentro de una compañía, en el trabajo concreto dentro de una compañía humana. Una compañía que me ayude a mirar a Cristo. La experiencia del movimiento, para mí, es la única manera de hacer mi trabajo conforme a lo que encontré, es decir, dentro de una compañía humana que me ayude a mirar a Cristo.

Derlis ha tenido que parar a medio camino para no perder la señal del celular mientras platicábamos. Nos despedimos, pues ya es tiempo de que continúe su camino. Derlis estuvo en Monterrey, México, para presentar el libro “El yo, el poder y las obras” de Luigi Giussani, junto con Miguel Treviño de Hoyos, el alcalde de San Pedro Garza García, uno de los municipios de esa zona metropolitana.