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Puertos de Cristo en el cosmos

«¿Acaso el mundo no está sediento de este tipo de puertos?» En torno a la Escuela de Comunidad, han nacido diversos encuentros en la comunidad de Monterrey

Estos días en la Escuela de Comunidad han sucedido hechos asombrosos. De Italia recibimos a Marco, un compañero de camino que vino a Monterrey por trabajo y se movió para encontrarse con la comunidad. ¿Qué lo mueve a buscar a unos desconocidos y, más aún, a participar en el encuentro y comunicarse con su “ita-español”?

Bastó un encuentro. Nunca lo habíamos visto, pero parecía que era un amigo de siempre. En su participación, pudimos experimentar la correspondencia en los temas que la lección tocó: la autoridad y la elección ¿Qué hace posible vivir con esta familiaridad?, o más bien, ¿Quién la hace posible? Se marchó a Italia, y a la semana escribió diciendo que estaba nada menos que con Monseñor Filippo Santoro, y nos envió saludos junto con la foto de ese momento.

Suscitó la pregunta: pero ¿quiénes somos nosotros para ser mirados así? Al mes siguiente, llegó a Monterrey Ray, un médico de Campeche, quien buscaba un lugar para vivir. Buscó a la comunidad a través del contacto con Jimena, y ella le ayudó a encontrar un lugar para hospedarse el mes que necesitaba estar como residente en la ciudad. Se hospedó una noche en casa de Paty y Polo, un matrimonio de la comunidad y, expresó gran admiración por este encuentro porque, usando las palabras del papa Francisco, “fue como llegar a un hospital de campo” donde él, herido, venía a sanar. Su estancia en Monterrey fue “volver” a la Escuela de la Comunidad, y volver a sí mismo. Su despertar fue una sacudida no sólo para él, sino para la comunidad, porque nos hizo mirar de nuevo todo con una mirada nueva.

Junto con todo ello, el encuentro de la ARAL trajo frutos para nuestra comunidad, pues Tista, un amigo peruano que estuvo ahí, nos puso en contacto con un matrimonio peruano que llegó a nuestra comunidad, y resultaron ser amigos de Ray: Ricardo y Mariela.

Por otro lado, frente a la partida de algunos jóvenes de la comunidad, han llegado otros, como Mafer y su novio, Nico, de Coatzacoalcos, quien ha expresado en la escuela de comunidad que así se siente contento y libre ¿Qué significan todos estos hechos y esta trama de relaciones descritas? Se hace transparente en la experiencia ese lugar que el padre Julián de la Morena describió como el puerto. “El puerto de Cristo en el cosmos. El puerto es el lugar de la espera de la llegada y de la espera de la salida, es el lugar, por antonomasia, de la apertura, de la no auto referencialidad, un espacio que es por y para Otra cosa, una Presencia en la que reside toda nuestra certeza.” (Cf. “¡Esta grita soy yo!” Litterae Communionis, No. 4, agosto, 2022) ¿Somos conscientes que este lugar es un don que se cuida y se mantiene por Su gracia con nuestra libertad? ¿Acaso el mundo no está sediento de este tipo de puertos?

Ma. Rosa Cantú
Monterrey