Vacaciones 2002, Puebla, México

Vacaciones 2022. «El Maestro está aquí y te llama»

Un amigo de la comunidad de Monterrey asistió por primera vez a las vacaciones del Movimiento. La gracia de vivir varios encuentros, le han hecho reconocer cómo su corazón es educado a seguir a Cristo, y no sus propias interpretaciones o sentimientos.

Es la primera vez que asisto a unas vacaciones del movimiento. Cuando nos invitaron, pensé en no ir porque me sería difícil dejar de trabajar, pero después, decidí inscribirme porque llevaba 10 años de no salir a descansar en verano. Me imaginé que por ser en el Centro Recreativo de Metepec Puebla, disfrutaría de las instalaciones, yendo a nadar a diario, paseando por los jardines y algunos lugares turísticos, y, en algún momento Laudes, misa y revisar alguna lección. Pero cuando me enviaron el programa, me frustré y me enojé. Creí que habría mucho trabajo con lecciones, misas, Laudes…, y pocos momentos para descansar y pasear como lo esperaba.

Desde que llegamos a la casa de Carmen García, iniciaron las verdaderas vacaciones pasando de asombro en asombro, desde la manera en que nos recibió, con un desayuno no esperado. Hubo diálogos en los que cada quien contaba su experiencia de cómo llegó al movimiento y el camino recorrido: Carmen, Ana Laura y Maricarmen. Después de escucharlas, como afirmó Lepori: “la vida entra en silencio cuando escucha lo que es necesario”. Hubo una gran familiaridad en Cristo, sintiendo su Presencia, llegando al llanto de alegría por la manera en cómo hemos sido alcanzados; reconozco el valor de la compañía y la amistad en nuestro encuentro. Efectivamente, “bastan 2 o 3 personas que comparten que Cristo es lo que necesitamos, para llenar nuestra conciencia y asombrarnos de lo que nos acontece. Cuando Él está presente, el corazón está en plenitud. Lo que reconozco en el otro, es Aquel de quien yo tengo necesidad”.

Al llegar a Metepec, en la asamblea con el Padre José Miguel, di mi testimonio de lo acontecido. Me ayudó mucho el comentar que a veces podemos distraernos y dejarnos llevar por el enemigo con los “pensamientos y los sentimientos”, desde antes de vivir la experiencia, verificar y un hacer juicio sobre la realidad en donde realmente acontece Cristo – como me sucedió antes de iniciar las vacaciones – . Comenté que con lo experimentado ahí, me daba cuenta de que eran vacaciones mucho mejores que las que había imaginado, a pesar de que en el primer día me lastimé el talón sin poder caminar bien. No quería perderme ningún gesto. Además, pude participar en las diferentes dinámicas siguiendo las indicaciones de las personas que las proponían, y verificar que el seguimiento no es hacer cosas, tampoco es tener sólo una relación espiritual con Cristo. El seguimiento es seguir una Presencia concreta, que pasa a través de las personas con autoridad – aun dentro de una sencillez total – que Le han seguido y que Él ha indicado como la posibilidad de seguirLe.

Tuve la gracia de vivir varios encuentros con amigos de otras comunidades en los pasillos, en el comedor, en el camino de regreso con Maribel, quien nos llevó a Puebla, así como con Adela, quien nos ayudó a hacer un paseo por diferentes iglesias, y nos testimonió su vida durante el momento de la comida.

Nuevamente verifico ese signo que instituyó Jesús, la verdad de un seguimiento que se traduce en seguir a personas, que no elijo yo por simpatía, sino con las que yo soy elegido. Mediante esas personas, la Iglesia se me ofrece como el lugar en el que puedo seguir verdaderamente a Cristo, no a mí mismo, o mi interpretación o mis sentimientos.

No puede haber mayor don recíproco ni unidad más indestructible que recordarse unos a otros la presencia de Jesús, que quiere dar respuesta y satisfacción a nuestro deseo fundamental de vida.

Redy
Comunidad de Monterrey