México después del 2 de junio
El juicio de los amigos de Tierra Florida: la política es un campo complejo. En su esencia es buscar el bienestar y la justicia para todos, pero en la práctica, puede desviarse de sus objetivos hacia el poder.¿Qué sucede en México?
La política es un campo complejo que aborda la organización y el gobierno de las sociedades humanas. En su esencia, busca el bienestar y la justicia para todos los miembros de una comunidad, pero en la práctica puede desviarse de sus objetivos hacia el poder y el dominio.
En México, nos encontramos en un momento crucial. Las elecciones del 2024 no se limitan a la elección de candidatos, sino que representan una encrucijada para definir qué tipo de país queremos. La nación enfrenta una creciente inseguridad, aumento del autoritarismo, amenaza a los organismos autónomos y al equilibrio de poder en general.
El gobierno actual controla la mayoría de los estados y ambas cámaras legislativas, pero no logra entender que ya no está en campaña electoral y que debe gobernar para todos. La prensa ha sufrido ataques y violencia, mientras que los grandes empresarios parecen alinearse con el régimen vigente en busca de mantener sus privilegios.
A diferencia de épocas pasadas, hoy la lealtad política se concentra hacia un caudillo en lugar de hacia un partido. La narrativa nacional se ve dominada por el Presidente, quien día a día fomenta divisiones. La estrategia gubernamental de "abrazos, no balazos" ha dejado un saldo devastador en pérdida de vidas. El límite entre el crimen organizado y el gobierno parece desdibujarse. Ya no sólo se asocia, sino que se delega el poder. Un tercio del territorio nacional está controlado por el crimen que en algunas zonas funge como operador político.
No existe autoritarismo sin ejército. A éste se le ha controlado otorgándole concesiones millonarias para la ejecución de obras y se le ha asignado un presupuesto sin precedentes. Los vemos en las calles, pero la inseguridad es creciente. ¿A quienes cuidan o persiguen si los recursos que se les dan no son para proteger a la ciudadanía?
Los programas sociales han sido el baluarte de la presente administración. Una consecuencia positiva de estos ha sido la reducción de la pobreza (aunque no la pobreza extrema). La percepción de aquellos que por décadas se han sentido abandonados, es que el actual Presidente a diferencia de los anteriores (que también tenían políticas de apoyo social a estos sectores) no sólo los escucha, sino que entiende su sentir y les comparte su dinero. Como sabemos este tipo de políticas irremediablemente provoca clientelismo, que en el presente gobierno se ha afianzado exitosamente.
Un rayo de esperanza
Entre las sombras de esta realidad, emerge el despertar de la clase media que antes se mantenía al margen de la política y ahora realiza movilizaciones ciudadanas para reclamar democracia y restaurar el tejido social. En este contexto, la Iglesia también está desempeñando un papel protagónico, llamando al voto, dialogando con los candidatos y promoviendo una agenda ciudadana. Ante los atentados y crímenes contra obispos, sacerdotes y fieles, la Iglesia se ha revelado como mediador esencial en la búsqueda de la paz.
Las madres buscadoras han emergido no sólo como exigencia de justicia por el asesinato de sus hijos, sino mostrando cómo el amor de una madre hace buscar por los lugares más recónditos, más peligrosos e incluso dialogar con los criminales con tal de encontrar a sus hijos (propios o ajenos). Son el reflejo de un amor más grande que el dolor, que no se detiene, que busca, que quiere encontrar.
¿Cuál es el bien común?
Consideramos el bien común un espacio vital de diálogo donde la diversidad de opiniones pueda ser expresada libremente. Nos duele la problemática que vive nuestro pueblo y nuestro ideal es contribuir a su (re)construcción. Aislarnos del mundo, rechazar o mirar con indiferencia las circunstancias no es nuestra opción. Nos interesa identificar los puntos de encuentro con los habitantes de esta gran casa que es México.
El bien común tiene varias caras: la de un voto libre, la transparencia en la rendición de cuentas, confianza para que los empresarios sigan generando fuentes de empleo, servicios de salud y trabajo digno para todos, la elección educativa de los padres, calidad educativa, que los niños puedan salir a la calle sin estar expuestos a organizaciones criminales, justicia para madres solteras y el alto a los feminicidios, además de un largo etc.
La verdadera construcción del bien común tiene lugar en una sociedad que exalte la dignidad y el valor intrínseco de cada individuo y su capacidad de acción en consonancia con su propia vocación y conciencia.
No vemos en el bien común un ideal inalcanzable, sino un horizonte hacia el cual podemos orientar nuestro quehacer cotidiano. Lo vemos en la postura de los obispos ante el proceso electoral. Han afirmado el bien común por encima de cualquier idea, defendiendo los espacios que le competen a la sociedad civil para expresarse.
Independientemente del partido que gane estas elecciones, consideramos que el Estado tiene la función de reconocer y fomentar el papel crucial de la sociedad civil facilitando su iniciativa en lugar de imponer soluciones centralizadas.
Nuestra tarea
Ante el panorama que se vislumbra después de estas elecciones nos puede asaltar la desesperanza. Es comprensible experimentar sentimientos de miedo o resignación. Sin embargo, esta circunstancia puede volverse ocasión de crecimiento de nuestra conciencia y de reafirmación de nuestra tarea personal y comunitaria en la edificación de un entorno pacífico, bello y humano. Para quienes vivimos la fe, este es un reclamo al que nos vemos llamados a responder. En este contexto, la respuesta que queremos dar, en vez del resentimiento, venganza, resignación o pasividad, quiere ser la de un testimonio de fe vivo y auténtico.
Quienes conformamos Tierra Florida, reconocemos que nuestra labor no está determinada por los resultados electorales. Nuestro compromiso con la realidad de nuestro país trasciende cualquier circunstancia política.
En Tierra Florida queremos ser protagonistas del proceso de reconciliación nacional. Como punto inicial de esta reconciliación queremos abrazar nuestra historia con sinceridad y afecto, dejando atrás el resentimiento y la culpa para reconocer y valorar quiénes somos como pueblo.
Encontramos inspiración en nuestro rico legado histórico, en particular en la devoción hacia la Virgen de Guadalupe, símbolo inequívoco de unidad y reconciliación para nosotros. Creemos que este es un elemento real que puede iluminar nuestra historia personal, familiar y social como país.
¡Viva México!